Es evidente que los peronistas unidos (Dios los cría y ellos se juntan) dieron comienzo a la campaña electoral.
Al estar desorientados al por mayor, inician una ofensiva populista demagógica conservadora, con distintos grados de intensidad, acompañada conscientemente o no por la mayor parte de los opinadores, al que les nace “el enano populista” por los poros. No comprenden que pese al que creen deterioro de Cambiemos, la opinión pública no encuentra un líder opositor con algo de llegada a la sociedad. Parte del pueblo elector se siente algo desilusionado por la gestión de Macri, pero no encuentra nadie de confianza dentro del peronismo y sus aliados, como para apoyar en una eventual candidatura para el 2019.
La incertidumbre de todos los peronistas, ya sean kirchneristas, menemistas, federales, gobernadores, piqueteros, etc., etc., los lleva a “amachinarse”, aunque se detestan entre ellos, y para mejor definirlos lo menos agresivamente, son como siempre “incorregibles, como dijera Borges. Inclusive, para algunos de ellos, la única salvación, es que se vaya Macri, y en consecuencia cualquier acción tiene ese destino.
Son irresponsables al aprobar la ley “contra el tarifazo”, ya que la imperiosa necesidad de disminuir significativamente el déficit fiscal, no es porque lo pida el FMI, sino porque es una obligación para que la República comience el camino de crecimiento continuo. Lo que decía la ley felizmente vetada, significa un incremento descomunal del déficit, incompatible con cualquier posibilidad de crecimiento y de mejora en las condiciones de vida de la población. Un gobierno de izquierda en serio, como el de Grecia, pacta con el Fondo, como único camino para salvar a los griegos.
La inexistente política energética por 12 años del peronismo K, llevó al país al borde del colapso. El congelamiento tarifario del servicio público de energía, impidió la inversión en cualquier actividad productiva que conlleve el uso de la misma (casi todas), porque no había posibilidad de abastecer a cualquier nuevo emprendimiento y por lo tanto el aumento del producto bruto interno era una utopía como también la creación de nuevos puestos de trabajo seguros. La falta de inversión en el sector por parte de los concesionarios del servicio, lo fueron por culpa absoluta de los gobiernos K, ya que los contratos de concesión especificaban muy claramente, que cuando la tarifa inicial determinada por una fórmula polinómica variara en más o menos de un 5%, la actualización era automática. Al disponer los K el congelamiento, lo hizo a cambio de subsidiar en parte ese aumento y el resto era “pagado” por la no realización de las obras establecidas en el contrato de concesión. Algunas concesiones fueron rescindidas por el gobierno K, y así comenzaron los juicios ante el CIADI (tribunal del Banco Mundial que decide en los casos de rescisión de los contratos de concesión de servicios públicos), y en todos en los casos en que hubo sentencia lo fueron en contra del país, el que debió abonar cientos de millones de dólares, pues era el gobierno K el que no cumplió lo que expresaban contundentemente los contratos de concesión. Una gran irresponsabilidad del gobierno peronista kirchnerista.
Al congelarse las tarifas de gas, en todo el país, también empezó la hora de los subsidios y la paralización de inversiones para ampliar y mejorar el servicio de gas natural por redes domiciliarias. ¿Quiénes se beneficiaron principalmente por ello? Los grandes usuarios que disponían el uso para calefaccionar sus piletas de natación en invierno y poner la calefacción de sus mansiones a 30°C. ¿Quiénes se perjudicaron más?: los sectores más vulnerables económicamente de la población, que se abastecía y se abastece por garrafas y no disponen de redes de gas natural. ¡Que verdad! El populismo se olvida de los sectores que dice representar.
Y lo peor, salvo el gas, el congelamiento de las tarifas de energía, transporte, agua potable y saneamiento, etc., solamente beneficiaban a los habitantes de Buenos Aires y del conglomerado. El resto de país no tenía estos subsidios y por 12 años o más estuvo financiando el privilegio de un sector del país.
Con respecto al “enano populista” que menciono al comienzo de este comentario: Hace varias décadas, para ser más preciso en los 80, la periodista italiana Oriana Fallaci decía de los argentinos, que tenemos el “enano fascista”, y daba los argumentos para demostrar lo que expresaba.
Hoy, otro enano está vigente, tan pernicioso como el original, y es el enano populista. En realidad, el populismo, en nuestro país, se hace presente, como dijo el notable filósofo y escritor Juan José Sebrelli (en un reportaje en el diario La Nación de este año)), el 4 de junio de 1943 a horas 10, en el golpe de estado militar dado por el grupo filo nazi de las fuerzas armadas, y en el que el entonces, Coronel Juan Domingo Perón, formara principal parte del mismo. Y hoy, el más reciente gobierno popular demagógico conservador y reaccionario, es el de Carlos y Cristina Kirchner y otros varios desde 1943, incluidos militares. Y también se contagian, la mayoría de los opinadores, que en el tema de lo que llamaban el tarifazo, mostraron plenamente ese enano.
El gobierno de Cambiemos vetó la ley y no había otra opción, pero se contempló la tarifa social que llega al 30 % de los usuarios.
¿Por qué el título? Dijo el Winston Churchill: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en la próxima elección”.