Cuando se atraviesa un momento de incertidumbre, como el actual, con la pandemia del coronavirus atormentándonos nuestros pensamientos y acciones, como me pasa a mí, creo que llega el momento de acudir a la droga.
En mi caso, a la única droga, que me acompañó en situaciones críticas de pesimismo, tristeza, incertidumbre, etc., desde los 13 hasta los 84 años que hoy tengo. Esa droga única, eficaz y sin ningún efecto secundario, es la música. Por supuesto también utilizada en todo momento. Toda música sea clásica, tango, jazz, moderna y especialmente folclórica.
Porque recuerdo los años a partir de 1948, donde creamos con mi hermano mayor Néstor Torres, Eduardo Madeo y Carlos Redaeli, el conjunto folclórico Los Coyuyos. Como no hacerlo, si éramos alumnos del Colegio Nacional N° 1 de Salta, en donde habíamos escuchado en vivo y directo a Los Chalchaleros, y donde actuaban además del eterno Juan Carlos Saravia, el Dr. Antonio Saravia Toledo que era Secretario del Colegio.
Mis padres Néstor y Lisarda, siempre nos alentaron a estudiar música, y al comentarles entusiasmados la notable actuación de Los Chalchaleros, mi papá nos puso a Don “Negro” Canevari, como profesor de guitarra.
Y así pasaron esos años secundarios, actuando en Salta y conociendo además de Juan Carlos Saravia y Los Chalchaleros, a César Perdiguero, a Eduardo Falú, al Cuchi Leguizamón, a “Pajarito” Velarde y a todos los magníficos referentes del extraordinario folclore salteño de esa época.
Era una tentación copiar a Los Chalchaleros, por eso decidimos tener nuestro estilo propio e introducimos el piano ejecutado por Carlitos Redaeli. Luego, con mi hermano nos fuimos a estudiar a Buenos Aires, pero el conjunto siguió y luego Eduardo Madeo entró en Los Fronterizos, que marcó un rumbo nuevo y extraordinario en el mundo del folclore.
Y nuevamente, hoy, escuchando la mejor droga inventada, descubrí algo nuevo, que surgió inesperadamente: el bailecito que el gran maestro Eduardo Falú, en colaboración de V. Valles, le dedicara al Dr René Favaloro y que lo tituló “El Agradecido”.
Me tomo el atrevimiento, y creo que el eterno maestro estará de acuerdo, en extender este homenaje personificado en el bailecito, a todos los trabajadores de la salud, desde los médicos hasta el personal de limpieza, que con su saber, dedicación y sacrificio están actuando en la lucha contra la pandemia.
Les recomiendo escuchen esta joya del folclore. El último verso de El Agradecido dice:
Respirando por los poros
Ciencia pura y pura fe
Sueña René Favaloro
Un país que nunca fue.
Y yo digo que si lo será y espero verlo.
Opinión Activa 
Esperaba escucharlo por Oscar Torres, pero igual fue algo muy bueno. Felicitaciones y adelante con la musica
Hermoso Papito!