Archivo diario: julio 11, 2007

La única verdad es la realidad

 Repsol

Sócrates enseñaba modestia a sus contemporáneos afirmando “solo sé que no sé nada”. Les decía que hay que sacar la filosofía del cielo para bajarla a la tierra. Y también, entre otros pensamientos, que la única verdad es la realidad

Mucho tiempo después, en Argentina, un político, oficial del ejército argentino, Juan Domingo Perón, tomaba esta frase como paradigma de la doctrina justicialista. 

El recientemente fallecido Peter Drucker, considerado por los entendidos, padre del Management, cuando explicaba por qué las empresas fracasaban si hacían bien las cosas e inclusive hacían las cosas que debían hacer, llegaba a la conclusión que era por que la teoría o fundamentos por la que se había construido la organización (empresas, gobiernos, fuerzas armadas, iglesias, hospitales, partidos políticos, entidades deportivas, entidades sin fines de fines de lucro, etc.), ya no respondían a la realidad. 

Y la cosa es así nomás. De que vale realizar un diagnóstico, sobre cualquier aspecto de la vida, si el que lo realiza no tiene como base a la realidad. Se podrán proponer acciones para solucionar el problema detectado, pero ninguna tendrá resultados positivos, por cuanto la realidad estuvo ausente. Es obvio. Por eso extraña que un peronista confeso como el presidente Kirchner (por lo menos así le declaraba a Bush, toqueteo de rodilla de por medio), no respete el paradigma justicialista. Pongamos algunos ejemplos: 

La crisis energética: el aumento continuo de la demanda de energía por el sostenido aumento de la actividad económica en crecimiento desde hace 4 años, y por las temperaturas críticas, propias del invierno y del verano, hacían necesario tomar una serie de previsiones para asegurar satisfacer la demanda en tiempo y forma, lo que a todas luces no se hizo. Pero aceptando la crisis, el gobierno podría solicitar la colaboración de toda la ciudadanía, para disminuir el consumo, y evitar los cortes a las distintas actividades productivas y casas de familia, como está ocurriendo en la actualidad. Estamos convencidos que el pedido sería complacido y la gente entendería que usando un foco menos o apagando vidrieras o disminuyendo el alumbrado público en determinadas zonas, etc., el problema sería minimizado. Sin embargo el presidente niega la crisis: no tiene en cuenta la realidad.   

Los incrementos del costo de vida: Un porcentaje ampliamente mayoritario de la población entiende que los índices del INDEC no representan la realidad. Y así es: basta con ir a los supermercados o almacenes o considerar todo tipo de gastos, que componen la canasta familiar, para constatar los precios reales. Entonces, con la visión  basada en los índices oficiales, el Gobierno no toma las medidas necesarias para que la inflación real sea contenida. Por ende se perjudica la población. Podemos citar otros casos, pero no lo hacemos para no cansar al lector. El Presidente es un hombre inteligente y perspicaz. ¿Cómo es que no se da cuenta de la realidad? Pero lo más seguro es que sí la percibe, pero no adopta la estrategia que más conviene no solamente al gobierno sino a la ciudadanía toda. Reconocer que la única verdad es la realidad y obrar en consecuencia.