De sorprendidos y desorientados

Las mal llamadas elecciones primarias, ya que resultó una gran encuesta oficial y obligatoria, realizada el 14 de agosto causaron, un verdadero estupor en propios y ajenos, o mejor dicho en kirchneristas y opositores.

Lo que casi todos presumían es que la ahora indiscutida Reina Cristina obtendría la mayoría, donde los oficialistas se jugaban por más de 40 % de adhesiones y los contra por menos, pero ninguno, ni el más ultra fanático K por más del 50 %.

Sin embargo la realidad del 50 % sorprendió a todos, y salvo la considerada mejor encuestadora, al filo del 14, que había detectado que CFK tendría un 48 % y que coincidía con la más cuestionada por el rosario de desaciertos en las elecciones de la Capital y Santa Fe, todas la otras erraron en sus apreciaciones previas a la contienda, no solamente con los porcentajes correspondientes a la ganadora, sino también al pelotón que se situaba notablemente atrás de ella.

La oposición, sorprendida y desorientada, sin atinar a reacción alguna, víctima de sus errores no forzados, al creer que por si solo podrían imponerse sin tener en cuenta el antecedente de las elecciones del 2009, en que se posicionaban dos corrientes opositoras: la centro izquierda de radicales, socialistas y coalicionistas cívicos y la centro derecha conformada por prosistas y peronistas federales de la más diversa índole. Habían obtenido el 30 % cada una y se vislumbraba que el kirchnerismo había entrado en una franca decadencia, que salvo imponderables o errores gruesos, sería difícil de rebatir. Esos horrores se cometieron, siendo el más destacado, el que cada unidad partidaria se sentía responsable del “triunfo” y que no necesitaría de sus amigos para llegar al poder. El personalismo y el ego de casi todos, determinaron el fracaso y para el colmo el dedo privó de la presencia, de otros precandidatos que definirían en las primarias. Por lo menos, se podría haber constituido un verdadero frente amplio, y en donde cada partido pondría a su candidato a competir con los otros en la que hubiera sido una verdadera primaria.

Es evidente que ello restó confianza y “ahuyento” a un 20 % de ciudadanos que se sumaron al 30 % del poder K del 2009. Pero no solamente ello, sino que como la historia reciente lo asevera, los argentinos que van a las urnas, tienen como prioridad la situación económica reinante al momento de emitir el voto, y prefieren ante la incertidumbre y el “temor al cambio”, seguir como están, que “no están tan mal como dicen”. Saben que existen la intolerancia, Schoklender, valijas, INADI, Jaime, Moreno, la mentira del INDEC, la estabilización de la pobreza, el no respeto a la Justicia, los subsidios indiscriminados, etc., etc., pero piensan, por “lo menos cobramos a tiempo y si bien existe el flagelo de la inflación, nos aumentan más que la misma y si bien no podemos comprar viviendas por la ausencia del crédito hipotecario, hay crédito para comprar electrodomésticos, juguetes y cualquier cosa que se nos ocurra”. Personalmente no comparto en absoluto este pensamiento, pero lo respeto, aunque crea que la corrupción y la intolerancia son descalificadoras y los valores de honestidad, tolerancia a ideas de otros, y los principios de democracia republicana no son negociables y están por encima de todo.

Por supuesto, que hay más causas del 50 %, pero lo dicho es una síntesis y se tendría que escribir un libro para analizar con precisión lo acontecido. Pero si la sorpresa y desorientación se produjo en la oposición, también el grueso del oficialismo se siente igual. Si Cristina gana por similar o más porcentaje, como parece ineludible, los aspirantes a la sucesión en el 2015, que con razón o no se creen sus herederos naturales, como ser De la Sota, Urtubey, Capitanich, Scioli, Maza y varios otros, saben que la Reina seguramente coronada, si mantiene su imagen altamente positiva, será ella y solamente ella, que al final del 2015 señalará con su majestuoso dedo a su sucesor, que si todo anda bien será el bien Amado Boudou.

Se vienen dos meses previsibles. El Gobierno haciendo “la plancha”, aparentando que su gestión sea prolija y CFK actuando como estadista, esperando que los votos superen el 50 %. La oposición analizando y estudiando, la manera de salir lo menos perjudicada de su caída reciente. Y el 50 % de la ciudadanía no K, pensando que hacer para que el poder político no sea más hegemónico y “profundice el modelo” y para que en los próximos cuatro años disminuyan los males existentes y que la República se consolide.

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